
Comparando esta situación con la de los docentes del nivel secundario podemos señalar importantes diferencias. Estos últimos, reparten su carga horaria en distintos turnos entre dos o tres escuelas (es mínimo el porcentaje de docentes que ha logrado concentrar su carga horaria en un sólo establecimiento) y entre diez o más cursos.
Así, la falta de un espacio institucional impide la planificación a conciencia de tareas en área o interárea.
Para implementar una metodología de trabajo en equipo, son necesarias reuniones extra escolares y es real que hoy es muy precaria la disponibilidad de tiempo para que los docentes puedan reunirse.
Las tantas demandas exigidas desde el sistema educativo, los bajos salarios, que lo lleva a tener que atender alumnos particulares en su tiempo libre o bien a realizar otras actividades ajenas a la docencia, a fin de aumentar sus ingresos, torna difícil (aunque no imposible) coordinar actividades extra escolares o poder capturarlos para alguna actividad institucional.
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