La poesía argentina, sin ingenuidad, ha celebrado desde su origen las luces de la patria y también ha vivido a la sombra de sus desgarradas contradicciones. Quiera otra vez el sol de Mayo abrirnos a otras voces de reflexión incesante, de poesía y de esperanza, de diversidad y diferencia, de inclusiva democracia, y de una verdadera, comprometida, indeclinable libertad.
Allí estará siempre la poesía para decirlo, para decirnos.
ELEGÍA DE LA PATRIA
De hierro, no de oro, fue la aurora.
La forjaron un puerto y un desierto,
unos cuantos señores y el abierto
ámbito elemental de ayer y ahora.
Vino después la guerra con el godo.
Siempre el valor y siempre la victoria.
El Brasil y el tirano. Aquella historia
desenfrenada. El todo por el todo.
Cifras rojas de los aniversarios,
pompas del mármol, arduos monumentos,
pompas de la palabra, parlamentos,
centenarios y sesquicentenarios,
son la ceniza apenas la soflama
de los vestigios de esa antigua llama.
Jorge Luis Borges.
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