viernes, 22 de julio de 2011

DÍA DEL NIÑO ¿A QUÉ JUGABAN NUESTROS NIÑOS ANTES?

La extraordinaria y cotidiana costumbre de jugar que tenían los niños de antaño poco a poco se ha ido diluyendo u olvidando, y actualmente de aquellos juegos que hicieron las delicias de la infancia de nuestros padres o de nuestra propia infancia solo quedan los recuerdos.

Los tradicionales esparcimientos han sido reemplazados por entretenimientos en los que los protagonistas son toda una gama de "juguetes electrónicos" que tristemente han reducido el desarrollo de la imaginación y sociabilización de los chicos, rozando sus conductas la esfera del autismo.


Son incontables los juegos que se practicaban hace años, en los cuales no había interés o beneficio material alguno, se jugaba solo por jugar, el único premio o gratificación estaba dado por el hecho de divertirse o pasarla bien.
¿A qué jugaban nuestros niños?

Las bolitas







No hubo tal vez juego que entusiasmara o sedujera  más a los niños, y a los no tan niños.

Éste consistía en hacerlas correr y chocar entre sí. Con ellas se realizaban variados juegos que recibían distintos nombres.
Cantidad de jugadores: 1 o más, de baja complejidad y servía para demostrar las habilidades de cada jugador.

No aprenderíamos a llamarlas "canica", pero sí a compararlas con planetas capaces de triunfar sobre un agujero negro (hoyo), o chocar victoriosamente (quema).

Mínimos espacios podían ser universos virtuales, pero acotados por límites (lazos). Dos o más chicos aspiraban a ser los dioses propietarios y, como en la guerra, se privilegiaba la puntería. Un ciclo de hoyo y quema recompensaba con la bolita ajena.


Marbles canicas.PNG




El más experto solía quedarse con todas; pero a veces podía importarle más la calidad de una pieza enemiga. Hubo punteras y lecheras famosas, así como bolones odiosos y bolitas de acero ex presidiarias de rulemanes.


LAS FIGURITAS



Las figuritas nacieron para ser coleccionadas en álbumes, con promesa de recompensas.
Venían con lo chocolatines u otras golosinas y el éxito más resonante fue quizás el de Nestlé con una colorida serie de plausible temática.
En el álbum Nestlé se desarrollaban interesantes temas de ciencias naturales, geografía, historia. En la página impar se pegaban las figuritas y en la par se explicaban los temas a que ellas se referían.La tradición dice que había figuritas difíciles; algunos maliciosos sospechaban que eran imposibles.
Con el tiempo, todo se limitó a comprar en el quiosco marchitables cartoncitos circulares o latitas con imágenes de deportistas.La figurita fue iniciación al trueque y la apuesta.



figuritas_viejas




Los chicos las canjeaban y arriesgaban a su pericia en el punto, con el consuelo eventual de la revoleada o sin él.

Las niñas tenían primorosas figuritas con princesas y hadas, mariposas y flores que, brillitos más o menos,  han perdurado hasta nuestros días.
Con ellas decoraban sus cuadernos . Una niña escondía la figurita dentro de u libro o cuaderno que luego giraba y movía hasta crear adecuado misterio. La otra niña debía acertar el arriba o abajo y/o su posición cara o ceca.
Algo curioso: incluso los cigarrillos del adulto supieron traer figuritas de próceres canjeables por premios, Fontanares fue pródigo en relojes de bolsillo.

En el sitio oficial Educar, precisando la necesidad de que los alumnos del ciclo primario "pongan en juego sus comportamientos de cooperación y oposición, de comunicación y contracomunicación motriz y, por consiguiente la aparición de lenguajes y códigos corporales"

Para lograr ese objetivo sugiere trabajar con nuestros antiguos juegos, como saltar la soga en equipo; rayuelas con diferentes variantes, el juego del elástico, las cuatro esquinas, Cachurra montó la burra, Rango y mida, El patrón de la vereda, Hoyo pelota, El balón, Stop, La gallina ciega.

Aconseja también, entre otras cosas, que los educadores recopilen los juegos de su región y apelen a la memoria de las personas mayores para que los niños, por transmisión oral, conozcan variantes de los mismos.


SALTAR A LA SOGA

Saltar a la soga o saltar a la cuerda, para ser castizos. Ha sobrevivido como training útil para chicas y boxeadores, pero su imagen como juego de patios, parques y veredas se ha ido destiñendo hasta casi esfumarse.
Ya no es fácil conseguir en jugueterías aquellas sogas con cabos de madera.
Las niñas las preferían para hacer gala de precisión y resistencia solas, a dúo, o en coros innumerables.








Siempre era importante entrar y salir a tiempo, sin desorden de faldas. También estaba la opción competitiva del saltito. Se ponía cada vez más alto el nivel de la soga. Hasta que llegaba el miedo inhibidor o un raro y didáctico porrazo.


LA ESCONDIDA

Fue el juego que con más regocijo aceptaban compartir niñas y niños. Los escenarios y los jugadores podían ser inquietantes, sobre todo si se compartía el escondite. El sacrificado buscador, que concedía a ojos cerrados huida y opción de refugio, podía ser victorioso o derrotado, según regresara antes o después que el prófugo tras anunciarle "piedra libre".



contando_juego_escondidas




En fin una competencia de cautela, velocidad y llegada a tiempo.
Según se mire, parecida a la del béisbol, pero más compleja. O a la del flirt de los adultos, pero mucho más sencilla.
Bien pensado, crecer no es motivo válido para dejar de jugar a las escondidas.




Fuente:"Así juegan los argentinos" Capítulo:"Retablo de los juegos infantiles".Centro editor de América Latina.



4 comentarios:

  1. Siempre resulta enriquecedor leer tus entradas al blog. En este caso en concreto, tengo que decir que muy probablemente cualquier persona de mediana edad de Lanzarote (Canarias, España) podría suscribir tus palabras. Con pequeñas y lógicas variaciones en el nombre de los juegos y en su desarrollo, se trata incluso de los mismos juegos tradicionales los que teníamos aquí. Pero en mi caso particular discrepo algo del planteamiento. En primer lugar, tendemos a añorar el pasado (especialmente el que está relacionado con nuestra niñez) porque nuestra memoria es selectiva y sólo recordamos "la parte buena". No trabajámos, teníamos mucho tiempo de ocio, vivían (y estaban en su plenitud) nuestros mayores referentes personales (nuestros padres, los padres de nuestros amigos, ...), siempre estábamos con ellos y nos cuidaban, nos guiaban y protegían. Cuando recordamos aquella época y, por ejemplo, nuestros juegos, les recordamos también a ellos. Por eso ponemos el conjunto en tan buen lugar. En segundo lugar, nos dices que en esos juegos "no había beneficio o interés material alguno". En los de ahora tampoco, que yo sepa. O al menos, ningún interés que no existiera ya entonces. Tú misma dices que quien tuviera pericia suficiente podía quedarse con todas (las figuritas, creo). Y el juego de saltar a la soga (la "comba" en España) se saldaba casi siempre con alguna caída al suelo o algún pleito entre niños y niñas por ver quién saltaba. Los juegos, en general, eran bastante más violentos (al menos en mi isla), y no pocas veces uno de los niños tenía que regresar acompañado a su casa, con un labio partido o con un diente menos, debido a las caídas, empujones, agresiones y atropellos varios (así, como suena) a que eran sometidos. Eso si, muchas veces acompañado del propio "agresor", y todo se olvidaba al llegar a casa. "¿Qué te pasó?", solía preguntar uno de los padres: "Nada, nada", respondíamos. "¿Cómo que nada, si estás sangrando a borbotones?". "Me caí", conluíamos. Los niños de hoy siguen jugando a la pelota, la cogida y el escondite, y siguen saltando como locos encima de la cama o en cuento ven un colchón en el suelo. Las caídas no son pocas, como antaño, y todo se salda, como antes, con una nueva carrera. A menudo, los juguetes electrónicos quedan relegados en el olvido tan pronto como uno de los niños echa a correr, sin aviso previo, y el resto sale corriendo detrás. Descalzos y semidesnudos, riendo y apenas sin tomar precauciones. Libres como el viento, ellos son los niños ahora. Y nosotros, sus referentes. Por eso, cuando hace tres días invitamos a merendar a nuestra casa a los amiguitos de la guardería de mi hijo, encontraron en el suelo una pelota, un colchón y un trenecito de madera, nuevo pero igualito a los de antaño, dos Gormitis y algunos juguetes nuevos cuyo nombre no recuerdo. Se lo pasaron muy bien. Dentro de poco volverán, y algo más tarde, recordándonos, dirán que ya no se hacen juegos como los de antes. Me felicito por ello.

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  2. Coincido contigo que el recuerdo de nuestros juegos de la infancia viene acompañado de la afectividad de nuestras raíces, aquellas que nos nutrían emocionalmente, que nos daban seguridad, que nos permitían vivir un mundo mágico libre de problemas y de inseguridades.
    Hoy el universo infantil está asediado por las luces, la TV, los videojuegos... lo virtual está alejando a los niños de los juguetes tradicionales, aquellos que podíamos construir con nuestras propias manos; mi padre nos cuenta que fabricaba sus juguetes con barro y latitas, dejando volar así su imaginación.
    Los juegos en familia se realizan cada vez con menos frecuencia, debido a las exigencias de la vida actual. Yo jugaba a las cartas, a la tómbola, con toda la familia.
    Se han producido cambios en el estilo de vida: padres ausentes, que trabajan todo el día.Conozco chicos que se instalan en un ciber horas y horas, sin el control de sus padres .Se han vuelto adictos a los juegos electrónicos. Hoy el universo infantil está siendo invadido por Internet.
    Lo tecnológico tiene que ser dosificado por los padres que, como ustedes, les ofrecen a sus niños la posibilidad de convivir con una pelota, un trencito de madera, los ladrillitos para armar.
    Los chicos juegan muy poco en la calle que es sustituida por la casa. Antes jugábamos en la calle hasta altas horas de la noche.
    Ha cambiado la sociedad, y con ella todo.
    Es tarea de los padres encontrar maneras inspiradoras para ayudar a sus hijos a que se expresen de manera creativa , a estimular su imaginación, y fomentar los juegos al aire libre.
    Además, la escuela puede ayudarlos a recuperar estos juegos tradicionales, como propone el sitio Educar que menciono en el post.
    Sin dudas, es un tema para debatir largo rato.
    Un abrazo.

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  3. Aquello tiempo, bueno los tiempos cambian pero siempre es bueno recordarlo. + 1 Google y su voto correspondiente

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  4. Sí Angel, los tiempos cambian y nosotros los añoramos!
    Un abrazo,y gracias por tu voto.

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