Declarado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en su Resolución Nº 47/1993, este año, será coordinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en torno al tema: “Afrontar la escasez del agua”. Este tema hace especial hincapié en la creciente importancia de la escasez de agua a nivel mundial y la necesidad de reforzar una cooperación y una integración que permitan garantizar una gestión sostenible, eficiente y equitativa de los recursos hídricos escasos, tanto a escala internacional como local. de reforzar una cooperación y una integración que permitan garantizar una gestión sostenible, eficiente y equitativa de los recursos hídricos escasos, tanto a escala internacional como local.
Las estadísticas dicen que cada uno de nosotros bebe de 2 a 4 litros de agua cada día, la mayoría sin embargo, parte del agua que bebe se incorpora en los alimentos que comemos: la producción de un kilo de carne, por ejemplo, consume 15.000 litros de agua, mientras que un kilo de 'bebidas de trigo de hasta 1.500 litros.
Cuando millones de personas en el mundo ya viven con escasos recursos, el hambre y el agua están bajo una presión que no podemos pretender que el problema está en otra parte.Para hacer frente al crecimiento de la población y garantizar el acceso a alimentos nutritivos, es necesario hacer un llamamiento a todo el mundo para ayudar a través de una serie de acciones, como: seguir una dieta sana, sostenible; consumir menos agua; reducir el desperdicio de alimentos: ¡el 30% de los alimentos producidos en todo el mundo nunca se come y el agua para producirlos se pierde definitivamente!; producir más alimentos de mejor calidad y con menos agua.
Cuando millones de personas en el mundo ya viven con escasos recursos, el hambre y el agua están bajo una presión que no podemos pretender que el problema está en otra parte.Para hacer frente al crecimiento de la población y garantizar el acceso a alimentos nutritivos, es necesario hacer un llamamiento a todo el mundo para ayudar a través de una serie de acciones, como: seguir una dieta sana, sostenible; consumir menos agua; reducir el desperdicio de alimentos: ¡el 30% de los alimentos producidos en todo el mundo nunca se come y el agua para producirlos se pierde definitivamente!; producir más alimentos de mejor calidad y con menos agua.
Agricultura inteligente respecto al clima
El arroz irrigado ofrece un potencial particular de economizar agua ya que este cultivo hoy se riega por inundación, con un uso muy elevado de agua y, al mismo tiempo, elevadas emisiones de gases de efecto invernadero. Pasar al cultivo aeróbico del arroz puede reducir el uso de agua un 50 por ciento, disminuir las emisiones y aumentar las cosechas.
La gestión de la sequía y de las inundaciones exige un enfoque mejorado del almacenamiento de agua. La infraestructura, por ejemplo, estanques, presas, pozos, crestas de contención, etc. y los ecosistemas, como los suelos, los humedales y los acuíferos, son opciones para mejorar el almacenamiento cuya gestión deberá ser conjunta a fin de obtener resultados óptimos en materia de reducción de riesgos.
Las estrategias dinámicas e inteligentes de gestión de la sequía y las inundaciones reducen al mínimo las repercusiones devastadoras de estos fenómenos cuya frecuencia y gravedad se prevé que aumentarán debido al cambio climático.
No es sostenible una segunda revolución verde con el mismo enfoque por las limitaciones de tierras, agua y otros insumos.
Es evidente la necesidad de utilizar los recursos con mayor eficacia en los sistemas de producción de alimentos.Mantener el aumento de la producción de alimentos y otros productos agrícolas no será posible sin incrementar la eficacia del uso del agua en las tierras de regadío y de secano.
Desde hace muchos años, el adelanto en la producción agrícola se ha evaluado por el "rendimiento", tradicionalmente la producción de una superficie determinada de tierra.
Ahora es necesario evaluar el rendimiento desde el punto de vista de la producción sostenible por unidad de todos los insumos de recursos, que incluyen la tierra, los productos químicos y en particular el agua. Tecnologías de irrigación en pequeña escala, como las bombas de pedales o las técnicas de irrigación por goteo pueden contribuir a incrementar la eficiencia en el uso del agua. También es necesario establecer los incentivos adecuados para la agricultura sostenible y para el consumo sostenible de alimentos.
Adaptar las políticas y las prácticas de gestión del agua al cambio climático contribuye a reducir los riesgos de catástrofes relacionadas con el agua.
Elegir una alimentación sostenible y saludable.
Los países en desarrollo y las economías emergentes en la actualidad afrontan una paradoja de la nutrición: por una parte altas tasas de desnutrición −más de 800 millones de personas sufren hambre en todo el mundo− y, por otra, una cifra análoga de sobrepeso.
Ambas situaciones, la subnutrición y la obesidad, pueden conducir al riesgo de enfermedades crónicas debilitantes. En muchos casos los alimentos con una huella hídrica menor tienden a ser opciones más sanas y sostenibles desde el punto de vista ambiental.
Por lo tanto, es necesario determinar soluciones que beneficien a todos y tengan en cuenta el agua, los alimentos, la salud y el medio ambiente.
Una alimentación sostenible es aquella que produce pocos efectos ambientales, que contribuye a la seguridad alimentaria y nutricional y a una vida sana para las generaciones de hoy y mañana.
Una alimentación sostenible protege y respeta la biodiversidad y los ecosistemas; es aceptable culturalmente, accesible, económicamente justa y asequible; es adecuada nutricionalmente, inocua y saludable; a la vez que optimiza los recursos naturales y humanos.
PROTEGER LOS RECURSOS HÍDRICOS
PROTEGER LOS RECURSOS HÍDRICOS
Proteger los recursos hídricos también supone
conservar los ecosistemas y mantener su
disponibilidad y su calidad. Un suelo bueno y bien mantenido, por ejemplo, puede captar una gran parte del agua de lluvia y evitar las escorrientias superficiales que son causa de erosión y pérdida de nutrientes del suelo. La agricultura de conservación es una práctica agrícola multifuncional que fortalece la contribución de los suelos y la cubierta vegetal a la reducción de los riesgos agrícolas relacionados con el agua y, a la vez, contribuye a mejorar la cantidad y la calidad de las aguas subterráneas y los ríos.
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